martes, 28 de agosto de 2007

Nuestras vidas son los ríos que van a dar a la mar que es el morir

El viernes 24 de agosto la noticia conmocionó a la región y particularmente a una esforzada comunidad educativa que se emplaza en San Pedro de la Paz. En el sector Boca Sur, existe un colegio llamado "Nahuelbuta". Ahí se hace patria educando con esfuerzo y la mayor vocación a las niñas y niños que son las joyas de sus familias. Y la esperanza cierta de un futuro mejor.

Ese día, dos jóvenes profesoras fueron alcanzadas por el Biotrén que circula a altísima velocidad, que no tocó la bocina, justo en un paso que en ese momento tenía las barreras arriba, el semáforo indicaba verde y el señor guardavías no estaba.


¡Qué sumatoria de errores!


Perdieron la vida trágicamente las Profesoras Daniela Muñoz Melín y Norma Jerez Saravia.


Normita era alumna nuestra en el Curso de Apropiación Curricular en Lenguaje y Comunicación en la Universidad de Concepción. Tenía 27 años. Había salido niña desde Llico, caleta de pescadores de Arauco, para estudiar y ser Profesora.

Y seguía perfeccionándose en el oficio de enseñar.


Aquí unas fotos de la alumna Norma Jerez, con sus compañeras de la U.



El jueves 16 la había visitado en el marco del Acompañamiento al Aula que contempla el Curso. Estaba haciendo clases al Sexto Básico, enseñándoles a hacer Blogs, lo mismo que ella había aprendido en sus clases en la Universidad.




Gran pérdida, humana y profesional.

Como me dijo la Directora del colegio, Sra. Blanca Gómez: "Hay que descubrir ahora qué razones tuvo Dios para llevarse tan pronto a Norma y a Daniela.
Tenemos que descubrir cuál fue la misión que les encomendó a estos ángeles que estuvieron tan poco tiempo entre nosotros."

Sé que las familias de estas mártires están encontrando la paz y el sosiego que les da su fe.

También nosotros, sus alumnos, sus colegas, sus profesores, tenemos que aprender a vivir con ellas en nuestro recuerdo.

3 comentarios:

Bárbara Bórquez dijo...

Lamento profundamente la tragedia que embarga a las familias de las dos jóvenes profesoras muertas en el accidente. Me conmueve particularmente el hecho, viniendo yo de la misma zona que Norma (a quién por cierto no conocí) pero de quién logré hacerme una certera imágen al escuchar la descripción que usted Profesor, nos dió de ella en clase.
Qué inciertos pueden ser nuestros destinos. ¿Nuestra única certeza? Saber que moriremos. Mientras ese día llega; vivir.
Bárbara.

Anónimo dijo...

Sí, Bárbara querida.
Como la muerte está a la vuelta de la esquina, no queda otra que vivir plenamente cada día y cada cosa que nos pase o hacemos que pase.
Y como después de muertos nos quedamos en el recuerdo de los vivos, no queda otra que hacer el bien y tratar a las personas que nos rodean de la mejor manera posible.
Gracias por tu comentario.

Anónimo dijo...

Llegué a su blog por casualidad, buscando respuestas para realizar un trabajo de mi universidad, tengo 39 años, 4 hijos, y estoy en mi penúltimo semestre de pedagogía.
Esta vocación de ser maestros la llevamos tan dentro de nuestras almas, que no importa el sacrificio, siempre tratamos de dar lo mejor de nosotros.
Un abrazo a la distancia y me conmueve su descripción de Norma y Daniela.
Soy creyente, por lo tanto sé que están con Dios.
Esto no desanima a los profesores que enfrentan su labor diaria con incomodidades o dificultades, al contrario nos alienta a realizar nuestra labor con el mismo esmero.
Cariños desde Santiago.....Betty